Dados y Tormentas.



El Andariego ya a duras penas caminaba por el páramo, llevaba a cuestas un largo viaje que ya se notaba en sus hombros y parpados, pero al fin se encontró el pequeño oasis, carente de agua, de brisa, pero que entre sus árboles maltrechos bloqueaba al sol y invadía con sus sombras refrescantes a todo visitante.
En sus entrañas se emplazaba un pequeño pueblo, las casas se esparcían entre raíces y arboles enormes tal cual una plaga de pulgones en un tallo, y esos pequeños seres llamados humanos se movían sigilosamente a lo lejos.
Las casas estaban cubiertas por enredaderas secas, seguramente habían visto mejores tiempos, o tal vez el invierno le sentaba bien a este pequeño lugar. 
Por el centro, lo que ahora era una calle, parecía un antiguo riachuelo seco, a través de él se llegaba a la posada y taberna del lugar (el cual parecía un muelle), de apariencia maltrecha pero vital, agrietada. El curioso edificio parecía haber estado observando al viajero desde antes que el viajero hubiera detectado el lugar.

-Un vaso con agua grande, o un jugo, y luego una cerveza por favor –pidió El Andariego en la barra.
Era un lugar lúgubre, una niebla de brillo ámbar se focalizaba en ciertos rincones del tugurio, posiblemente proveniente de fumadores ocultos entre esa bruma con la cual habían borrado su existencia a cualquiera que estuviera a más de un metro.
Había comensales comiendo sushi, otros devorando algo a lo que le dejaron las cornamentas como adorno, muchos conversaban,  otros leían, unos sujetos jugaban ajedrez al lado de un bullicioso grupo de jugadores de cartas, un tipo tocaba la guitarra como si estuviera sólo, sin temor a detenerse, a cambiar de canción, a afinar o desafinar.  Además aquel lugar  contaba con una cantidad de pasillos y escaleras ridícula para una arquitectura que obedece a la lógica, aquel lugar era un capricho o un accidente por donde se le mirara, una especie de casa del árbol o fortaleza de niños que fue creciendo y creciendo hasta convertirse en el hogar de estos adultos nostálgicos.

El Andariego buscaba conversación, sus ojos vagaron por el paisaje. Se deslizo acariciando la barra hacia el sujeto más curioso que encontró; un hombre sentado solitariamente cerca de una esquina, con su mano izquierda acariciaba un vaso y con la derecha apretaba y disponía de distintas formas un par de dados, como el rosario para el religioso, la insulina para el diabético, o el dinero para el hombre común. Pero en sus ojos, en sus ojos no había pasión, más bien resignación.


 -Porque los dados?
El hombre de los dados respondió con una sonrisa dulce pero displicente, no le estaba respondiendo a él realmente, es la sonrisa que usamos cuando nos respondemos a nosotros mismos, alegre pero acostumbrada a la soledad.
-Hay muchas posibilidades en la vida no?
-Imagínate que pudieras rehacer  tu vida hasta el cansancio -continuo-, cuál sería el sentido de repetir la misma historia? Escogerías diferente? El problema es que la mayoría de los caminos se parecen. El problema es que para algunos repetir una película ya vista no tiene gracia, no tiene sorpresas, ni emoción, aún menos cuando la magia del filme es el misterio.
El tipo de los dados los dejo de lado, los cubrió con una servilleta, y luego tomo su vaso y derramo un poco sobre la mesa, lo suficiente para que dibujara un riachuelo hasta el borde y caer, obviamente estaba ebrio, a su forma.
-Con algo de experiencia, con algo de tiempo, de agudeza, tal vez de talento –agregó frunciendo el ceño entre una broma y mostrando lastima de sí mismo- puedes llegar a ver perfectamente tu final, no es complicado, sabes los pasos que estás dando, puedes negarlo, creer que eres interesante, que el ritmo con el cual avanzas es especial, que te deparan sorpresas, eventos inesperados, que el futuro no se puede manejar, pero el camino sigue siendo el mismo.
Entonces dejó caer unas gotas sobre la posa ya incipiente, y la salida del líquido fue la misma que el río anterior.
-Es fácil conocer el futuro, el “destino” si así lo quieres llamar, y si cambias algo por aquí y por allá- dibujó ramificaciones en el hilo de liquido derramado- sabes perfectamente a donde irán.

Hubo un silencio de unos minutos, ambos bebieron.

-Entonces –agregó el tipo de los dados, que los recuperó en su mano y los observaba con cariño cuando puedes ver con facilidad todos los caminos, todas tu posibles vidas, todas tus posibles muertes, la vida se vuelve algo aburrida, esto es lo que te queda, es mi elección, dados, el azar, una sorpresa momentánea, si sigo la promesa de que siempre los usare entonces no tengo manera de determinar lo que viene, y al menos eso es divertido, no conozco cual camino saldrá, este es mi carpe diem, mi única forma de carpe diem, mi única forma de cortarme del tiempo, de taparme los ojos, los oídos y la boca, está es mi forma de evitar pensar en el futuro.

-Y como podrías ver el futuro? –Preguntó el andariego como puedes saber que no te equivocas, como lo supiste?

-Esa es mi pequeña caja de pandora, no espero que alguien vea como yo veo las cosas, suficiente pesimismo de mi parte, eres libre de pensar que sólo soy un ególatra mas, un arrogantes mas.

-Si me permitieran ver el infierno, daría un vistazo… porque crees que viajo?

El  hombre de los dados suspiro.
-Ve al cantinero, dime, te es misterioso que hará hasta el final del día? Que hará mañana? Y después?
-Pero eso no basta.
-Correcto correcto, es prejuicioso, lo sé, pero justamente esto se trata de los prejuicios, por ejemplo, si yo dijera que un estilista, modista o peluquero probablemente es gay, estaría cometiendo un enorme prejuicio no? Aún sí dije “probablemente”, cierto?, pero y si me diera el trabajo de entrevistar y evaluar, y con números te dijera, que-se-yo, que el 80% suele ser gay? Esto es la construcción de un estereotipo no? También podría hacer un análisis psicológico, que probablemente ciertas elecciones fueron hechas por ciertos gustos, que ciertas comodidades se deben a ciertas tendencias, y se generan estos estereotipos que son reales, son estadísticas. Pero sigue siendo prejuicioso, porque mientras hayan casos que salen de la ecuación es un tabú andar diciendo esas cosas. Y si dijera que todo político es corrupto y mentiroso? Es más empático no? Si dijera que todo político probablemente ha mentido en términos de estrategia al menos una vez? Es mucho más fácil de creer no? Pero en que tanto se diferencia? También es una generalización, y la estadística probablemente sea algo cercano, un 80% , pero pareciera que al desarrollarse la tolerancia, también se han desarrollado otras cosas, ligeros sesgos, tenemos respuestas instantáneas sobre la tolerancia a la identidad de género, nos afecta menos una evaluación valorica de identidad ética. Este es un ejemplo burdo, pero estamos repletos de ligeros sesgos, el problema de ellos es la seguridad que sentimos en ellos, y lo difícil que es derribarlos, porque sin las palabras correctas no se logrará, y hay sesgos que no pueden ser derribados por palabras, sólo por la experiencia de cada uno.
-Con el tiempo –continuaba el hombre de los dados que los reincorporo a su mano-, aprendes a ver más allá del tabú, ves las tendencias, ves los estereotipos, ves el futuro. Por supuesto, de vez en cuando te equivocas, pero el error cada vez se va reduciendo, vas notando que simplemente te faltaba experiencia, que habían pequeños detalles que no viste, y notas como casi todo tiene un flujo predecible. Hay pequeñas cosas que varían, pero la gran obra, la gran orquesta, la gran pieza musical, después de un tiempo entiendes que es la misma, repitiéndose una y otra y otra vez.
El humano no suele tener la fortaleza para destruirse a si mismo constantemente, lo hace un par de veces, se renueva un par de veces,  y cuando deja de hacerlo se vuelve un ser predecible, se estanca, se convierte en fotografía.

Usas eso, aprendes a predecir, y con ello,.. Con ello puedes ver todo el tiempo colapsarse en un instante, y disolverse, y los humanos se convierten en estrellas, en constelaciones, en cuerpos celestes danzantes que no cambian su coreografía. Porque las estrellas son eso, rastros de luz, fotografías, lo que vemos, lo que nos llega, hace mucho tiempo que emitió esa luz, muchas veces ya ni existen los cuerpos que crean esa imagen.
Casi todos los humanos son ecos de algo anterior.
Y el problema con lo predecible....
Todo lo predecible llega a su final antes de comenzar.

-Entonces que esperas? –pregunta el andariego-. Probablemente ya sabes cómo va a acabar.
-… no tengo ningún motivo para morir.



-Tu –pregunta el hombre de los dados-, también pareces portador de los ojos tristes.
-ah!, hay cosas que no se logran borrar tan rápido.
-¿Por que viajas?, que esperas encontrar?
-A ver, Tu sufres porque tu sueño es predecible, yo sufrí porque mi sueño dejo de ser importante. Perdí algo más preciado que mi sueño, a alguien, y después de eso importaba poco. 
Perder quien hacía tus días felices, es perder la vida que llevabas hasta ese momento. 
No importa cuanto haya querido construir, perdí aquellas ganas. Me puse a caminar.
-Buscando qué?
- Obviamente hay algo de esperanza en ello, en encontrar  lo que no se espera, no sé el que, sólo espero encontrarlo. No me quiero conformar con la idea de que todo lo que sé delimita mi universo. También quiero incluir lo desconocido. 
No quiero creer que ya divise el fondo de la habitación, quiero equivocarme, pero como tu amigo, en la gente veo muchos ecos de voces que alguna vez fueron pronunciadas. 
Pero a que voy a esperar? Tenemos la muerte de garantía, el resto es paciencia. Es jugar con el tiempo que nos queda. Tal vez algún día vuelva a diseñar mis planes, o encuentre algo más.

Sobre viajar, no importa donde estés, después de un tiempo todas las ciudades son iguales, todas las calles, las ferias, los edificios. Las conversaciones entre vecinos, entre el vendedor, el panadero, el resentido, el obediente, el borrego. No se trata de mover los pies, se trata de dejar de ser tú, de visitar otras perspectivas, de sentir hambre, de sentir orgullo, de sentir humildad, de sentir dolor, de sentir soberbia, de sentir culpa y arrepentimiento, de satisfacción y repudio, de aceptación y negación, de luchar y ceder, de caminar y caminar.
-También se lo dejas a la suerte.
-Supongo que sí. El periodo de planificación cesó.
-Y que planificabas antes?
-Quería cambiar las cosas, quería influir. Conoces la teoría del caos?
-Si, conociendo la naturaleza del caos es como llegas a conocer la naturaleza del destino.
-Nunca olvidaré a un viejo viejo hombre, sabio, que no paraba de hablarme de ella, y no paraba de repetirme que no importa cuán pequeño se sea, se puede lograr un gran impacto, sólo debes ser paciente, estratega, conocer bien el mundo, conocer bien el agua, saber cómo fluyen las cosas, las ideas. 

Siempre me citaba una frase antigua; “Si crees que eres muy pequeño para hacer una diferencia, intenta dormir con un mosquito”.
Él me impulsó a planear mi propia guerra, a soñar con una aventura épica, hasta el ocaso de esos sueños.
Aquel hombre no sólo logró darme esperanzas una vez. Recordé algo hace poco, un pequeño momento, un pequeño fragmento, que al visitarlo con los pasos que ya he dado. en retrospectiva, acerca mi viaje a su final. Podría servirte amigo.


Era al amanecer, lo encontré en un invernadero y noté que estaba repleto de mariposas, tenía una detenida en su dedo, y la observaba, casi le susurraba.
Mi pregunta tal vez fue obvia, pero desconocía si la cantidad de mariposas era una coincidencia o su obra, así que le pregunto;


-¿Crías Mariposas?

A lo que 
respondió:

-Casí, creo tormentas.


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