Vivimos en un mundo empecinado en los resultados y en los
juicios a escondidas. Un mundo que adora los números; ¿Cuántos años te tomará? ¿Cuántos
años te tomó? ¿Cuánto ganas? ¿Cuánto ganaras con eso? ¿Cuántas victorias?
¿Cuántos son? ¿Qué lugar ocupas?
Tremendamente interesado en los números, en los resultados, en hechos idealizados, pero acaso los resultados no escapan de nuestras manos? (un poquito, ya saben)
Justamente en las luchas más interesantes, más enriquecedoras y emocionantes, las con mayor potencial de cambiar cosas "mayores", es donde hay más obstáculos, más conspiración y complot, más enemigos invisibles, más ansias fantasmagóricas de que falles, y pues, muchas veces fallas, como si intentarlo una sola vez fuera suficiente, abandonas, como si ese resultado fuese el único posible; y el engaño está hecho.
Tremendamente interesado en los números, en los resultados, en hechos idealizados, pero acaso los resultados no escapan de nuestras manos? (un poquito, ya saben)
Justamente en las luchas más interesantes, más enriquecedoras y emocionantes, las con mayor potencial de cambiar cosas "mayores", es donde hay más obstáculos, más conspiración y complot, más enemigos invisibles, más ansias fantasmagóricas de que falles, y pues, muchas veces fallas, como si intentarlo una sola vez fuera suficiente, abandonas, como si ese resultado fuese el único posible; y el engaño está hecho.
Entonces porque nos empecinamos en evaluar o juzgar algo o
alguien por el resultado obtenido? No es acaso la acción tomada la que habría
que juzgar? Pues los resultados escapan de evaluación, hay muchos factores y
variables para conseguir un fracaso donde no lo debería haber, donde la acción
tomada fue “la correcta”, pero a pesar de ello el resultado fue desastroso.
¿Que habría que juzgar la acción en vez del resultado?
¿y si la acción también escapa del ideal? Si los motivos, los fines para ejecutar esa acción fueron carentes de sabiduría, fueron ingenuos, primerisos, errados por las apariencias, seducidos por el engaño y la publicidad. Y aunque los motivos eran los “correctos” las acciones fueron erróneas?
¿y si la acción también escapa del ideal? Si los motivos, los fines para ejecutar esa acción fueron carentes de sabiduría, fueron ingenuos, primerisos, errados por las apariencias, seducidos por el engaño y la publicidad. Y aunque los motivos eran los “correctos” las acciones fueron erróneas?
Si es ingenuo juzgar por los resultados, y optimista juzgar por las
acciones, ¿como considerar la valía de alguien o algo?
Juzgar por los motivos?
Juzgar por los motivos?
Obviamente alguien puede tener muy buenos motivos para
acometer una acción, pero la acción puede no ser tan acertada para la ocasión o
el tiempo, y dará malos resultados probablemente.
Pero podemos juzgar los motivos? Es ésta la raíz?
Creo que aún hay algo detrás de los motivos, pues estos son los propósitos, los que desencadenan determinaciones, resoluciones y acciones, pero acaso un motivo u propósito no suele ser una meta hecha de las sustancias de la razón o la emoción? Y acaso estas sustancias no son mas que la expresión de lo abstracto, de “la idea”?
Una idea adquiere emociones, … forma motivos
adquiere justificaciones, … forma razones
Entonces la idea se verbaliza y adquiere la necesidad de nacer. Y se torna meta.
Pero podemos juzgar los motivos? Es ésta la raíz?
Creo que aún hay algo detrás de los motivos, pues estos son los propósitos, los que desencadenan determinaciones, resoluciones y acciones, pero acaso un motivo u propósito no suele ser una meta hecha de las sustancias de la razón o la emoción? Y acaso estas sustancias no son mas que la expresión de lo abstracto, de “la idea”?
Una idea adquiere emociones, … forma motivos
adquiere justificaciones, … forma razones
Entonces la idea se verbaliza y adquiere la necesidad de nacer. Y se torna meta.
Es fácil apreciar un resultado, pues son un hecho, son
valores, números.
Es más complejo considerar una acción, como la evaluamos? En términos morales? En términos de ingenio? Aún así es difícil evaluar una acción pero la acción en sí también es un hecho. Se puede considerar y anotar, pero se escapa de nuestras manos el motivo de esas acciones. Como evaluamos los motivos? Como conocemos o descubrimos los motivos?
La honestidad de nuestro interlocutor queda en tela de juicio; los mejores planes y las mejores historias ocultan sus motivos.
Según una suma de acciones podemos concluir los motivos?
Aún así los motivos pueden ser traspasados en un credo determinado, en una religión, organización, proyecto político o económico, en algún manifiesto. Lo que quiero decir es que para un común acuerdo de varios miembros se puede hacer un esfuerzo en verbalizar los motivos. Con individuos es más complejo. Y aún así nos enfrentamos a lo más desconocido; conocer los motivos de alguien es conocer sus metas, sus objetivos, la rama emocional y racional de un objetivo, pero desconocemos que hay detrás de esos objetivos, lo que hay detrás de los motivos, el “porque”; las ideas.
Y como he dicho varias veces, una idea real es abstracta, ¿pero como conocer las ideas de alguien más? ¿Cómo poder llegar a conocer a alguien lo suficiente como para entrar en su territorio privado y conocer sus ideas? ¿podemos conocer a alguien hasta ese punto?
Creo que ese es el objetivo de todo esto; los resultados, las acciones, los motivos, las ideas.
Nos quedamos en capas demasiado superficiales por el temor de habitar con lo carente de forma.
Nos da pavor entender que no hay tal cosa como la verdad, sólo ideas.
Es más complejo considerar una acción, como la evaluamos? En términos morales? En términos de ingenio? Aún así es difícil evaluar una acción pero la acción en sí también es un hecho. Se puede considerar y anotar, pero se escapa de nuestras manos el motivo de esas acciones. Como evaluamos los motivos? Como conocemos o descubrimos los motivos?
La honestidad de nuestro interlocutor queda en tela de juicio; los mejores planes y las mejores historias ocultan sus motivos.
Según una suma de acciones podemos concluir los motivos?
Aún así los motivos pueden ser traspasados en un credo determinado, en una religión, organización, proyecto político o económico, en algún manifiesto. Lo que quiero decir es que para un común acuerdo de varios miembros se puede hacer un esfuerzo en verbalizar los motivos. Con individuos es más complejo. Y aún así nos enfrentamos a lo más desconocido; conocer los motivos de alguien es conocer sus metas, sus objetivos, la rama emocional y racional de un objetivo, pero desconocemos que hay detrás de esos objetivos, lo que hay detrás de los motivos, el “porque”; las ideas.
Y como he dicho varias veces, una idea real es abstracta, ¿pero como conocer las ideas de alguien más? ¿Cómo poder llegar a conocer a alguien lo suficiente como para entrar en su territorio privado y conocer sus ideas? ¿podemos conocer a alguien hasta ese punto?
Creo que ese es el objetivo de todo esto; los resultados, las acciones, los motivos, las ideas.
Nos quedamos en capas demasiado superficiales por el temor de habitar con lo carente de forma.
Nos da pavor entender que no hay tal cosa como la verdad, sólo ideas.
Para la humanidad siempre ha sido más sencillo comprender
algo como un hecho a entenderlo como una opinión.
El ingenuo juzga al otro según sus resultados.
El experimentado juzga al otro según sus acciones.
El inteligente juzga al otro según sus motivos.
El sabio juzga al otro según sus ideas.