El Deseo (La Aventura)



Extracto de La Náusea de Sartre.
 >> para el extracto integro de principio a fin abrir todos los botones. (Incapaz de quedarme con sólo una cita).


Se inclina hacia mí y pregunta, con los ojos entrecerrados:
—¿Ha tenido usted muchas aventuras, señor?
Respondo maquinalmente:
—Algunas—, echándome hacia atrás, para evitar su aliento pestífero.
Ahora estoy solo. Completamente solo, no. Todavía delante de mí está esa idea que aguarda. Permanece ahí, hecha un ovillo como un gran gato; no explica nada, no se mueve, se contenta con decir que no. No, no he tenido aventuras.

No he tenido aventuras. Me sucedieron historias, acontecimientos, incidentes, todo lo que se quiera. Pero no aventuras. No es cuestión de palabras; comienzo a comprender. Hay algo que, sin darme cuenta, me interesaba más que nada. No era el amor, Dios mío, no, ni la gloria, ni la riqueza... Era... En fin, me imaginé que en ciertos momentos mi vida podía adquirir una cualidad rara y preciosa.
Algo comienza para terminar: la aventura no admite añadidos; sólo cobra sentido con su muerte. Hacia esta muerte, que acaso sea también la mía, me veo arrastrado irremisiblemente.
La Idea, la innominable, sigue ahí. Aguarda apaciblemente. Ahora parece decir: “¿Sí? ¿Eso es lo que querías? Bueno, es eso, precisamente, lo que nunca has tenido (recuerda: te engañabas con palabras; llamabas aventuras al oropel de viajes, amores de prostitutas, riñas, baratijas), y lo que nunca tendrás, ni tú ni nadie”.
¿Pero por qué? ¿POR QUÉ?


Sábado, mediodía.
He vuelto a mis reflexiones de ayer. Estaba agostado; me daba lo mismo que no hubiera aventuras. Mi única curiosidad era saber si no podía haberlas. He pensado lo siguiente: para que el suceso más trivial se convierta en aventura, es necesario y suficiente contarlo. Esto es lo que engaña a la gente; el hombre es siempre un narrador de historias; vive rodeado de sus historias y de las ajenas, ve a través de ellas todo lo que le sucede; y trata de vivir su vida como si la contara.
Cuando uno vive, no sucede nada. Los decorados cambian, la gente entra y sale, ¿o es todo? Nunca hay comienzos. Los días se añaden a los días sin ton ni son, en una suma interminable y monótona. De vez en cuando, se saca un resultado parcial; uno dice: hace tres años que viajo, tres años que estoy en Bouville. Tampoco hay fin: nunca nos abandonamos de una vez a una mujer, a un amigo, a una ciudad. Y además, todo se parece: Shangai, Moscú, Argel, al cabo de quince días son iguales. Por momentos —rara vez— se hace el balance, uno advierte que está pegado a una mujer, que se ha metido en una historia sucia. Dura lo que un relámpago. Después de esto, empieza de nuevo el desfile, prosigue la suma de horas y días. Lunes, martes, miércoles. Abril, mayo, junio. 1924, 1925, 1926.

He querido que los momentos de mi vida se sucedieran y ordenaran como los de una vida recordada. Tanto valdría querer agarrar al tiempo por la cola.



~Break~

 Segunda parte.



Que es una aventura?
Cuando comienzan?
Cuando terminan?

El texto anterior lo cito porque justamente llega a mí en un periodo donde desentraño los misterios de “la aventura”. Y algo indirectamente relacionado con ella; el sentimiento empapado de resignación que le da un carácter de ficción: Acaso las aventuras son solo de libros y películas?

Por supuesto que no, a mi parecer no, pero es ese sentimiento de resignación en el ideario colectivo el que me preocupa. Hay muchas personas que cargan en su pecho distintos tipos de deseos, sueños y angustias, algunos son sentimientos sumamente abstractos e indefinidos mientras otros son concretos, y es curioso pero cuando lees un libro o ves una película/serie que desarrolla personajes con estos mismo sentimientos, cuyo periplo se siente como propio, cuyos demonios destruidos se sienten como propios, la angustia en el pecho se define, se resuelve, y hasta pareciera que deja de pertenecernos, se ha librado a través de la obra (un hurra por el arte y su catarsis), pero realmente esa sensación de liberación, de escupir una bola de pelos que nos tenía atorados, es real?. Acaso no hemos vivido la resolución de nuestros problemas a través de la ficción? Como espectadores? Y más interesante aún; si es un personaje de ficción el que resolvió nuestros problemas, porque nos sentimos más aliviados nosotros? Porque llegamos a creer que hemos avanzado en algo nuestra angustia?. Aún no hemos actuado, acaso está bien que el único deshago a estos sentimientos sea a través de la ficción? Acaso las aventuras solo existen en libros y películas? Acaso realmente, ese sentimiento de resignación de las personas, de estancamiento, de aceptar el guión, no tiene nada más que entregar que sentirse vivo al digerir ficción? Existen las aventuras?
Y la pregunta final, que aguarda oculta en la sombra; cualquiera que se haya sentido liberado y resuelto por un obra, posiblemente catalogándola como “favorita”, sabe bien esto: la catarsis, el deshago, es temporal. Porque pronto el deseo regresará y más fuerte, porque te recordará que tu deshago solo existe en un mundo en tu imaginación (tu fuga, tu sueño). El sentimiento angustioso sigue ahí, aguardando…. por tu propia aventura.


La sociedad se ha vuelto tremendamente resignada; las aventuras quedan para los libros y películas, no para el mundo real. –Dicen-
Hay un sentimiento de aventura diferente, que es saciado por letras de canciones contestatarias, por películas panfletarias sobre revolución y derrocación de gobiernos, sobre libros impregnados de sentimientos nostálgicos e inefables. Pero nada vivido realmente por ti, la satisfacción fue al ver estas obras, porque las aventuras son de los libros y las películas no?.

Esa resignación es la preocupante, el asumir que la vida es como la ha planteado el guión, la vida segura, el trabajo estable, la familia, la casa, endeudarse pero no mucho, pues debes mantener una ilusión de que lo alcanzaras a pagar durante tu vida.
Entonces no te atreves a la aventura. No te atreves a dejar tu familia. No te atreves a viajar sin rumbo. No te atreves a estudiar lo que disfrutas.

Que es una aventura?

Nos vamos acostumbrando a decir “no tengo nada que contar”, nada durante estos últimos 3 meses. Nada durante estos últimos 6 meses. Nada durante este último año. Nada  importante durante los últimos 5 años. Nos vamos acostumbrando. Y Pronto, la vida es una serie de vicisitudes sin importancia, planas, simples, totalmente predecibles, entonces los detalles no hacen más que volverse relevantes para la ilusión de satisfacción, de movimiento, pero es como ver una pintura describiendo que quiere cambiar sus colores.
Un cuadro que te dice "me gustaría ser más azul", y lo seguirá diciendo sin éxito.



Acaso tanto libro y película no nos deja con esa adrenalina particular? Ese deseo de victoria, de enfrentamiento, de lucha, de exploración, de descubrimiento, de romance, creación. Por que dejamos todo tras la pantalla? Porque no nos comprometemos con nuestros propios anhelos?

Alguna vez, durante un breve momento, tuvieron una “aventura”? que se sintió? Como se recuerda?

Qué importa que algo parezca imposible o simplemente difícil.
Que importa que nos veamos pequeños frente a un coloso. Esas son las mejores, las más épicas.
A ese punto voy, porque al ver el coloso, preferimos resignarnos, aburridamente, quedándonos en el mismo lugar hasta la muerte, en vez de emprender una aventura de éxtasis hasta nuestro final.
Eso es a lo que me refiero, la muerte siempre es la garantía. Lo importante es como jugamos. Lo importante es aceptar morir, desear morir, para disfrutar cada segundo.
Quien se apega demasiado a la vida se condena a estar en una jaula.


Del extracto anterior citado me marcó la parte de “todos los lugares se parecen luego de un par de días”. No está lejos de lo que he visto, hay matices muy pequeños entre los distintos cuentos. Cambia la arquitectura, los personajes, los códigos, pero algo en lo profundo, que es el entramado mismo, sigue igual, y luego de un tiempo se percibe. Porque la aventura real no está en cambiar de lugar o de gente, en cambiar de ciudad o empleo, la aventura real está en la predisposición nuestra, está en la determinación y la voluntad. En actuar diferente, en decidirse, en arriesgarse!
Obviamente alguno de los cambios anteriores nos predisponen a cambiar nosotros, pero la aventura siempre ha estado en nuestra actitud frente al guión.

Es en especial cuando comenzamos a tomar decisiones, y a hacer sacrificios, cuando las aventuras comienzan. Hay que perder algo valioso para construir algo valioso. Es la alquimia de nuestras vidas. Eventualmente si queremos ser algo totalmente diferente se tendrá que destruir todo lo que fuimos,. Eventualmente si queremos que nuestra historia se escriba diferente, nosotros tendremos que hacernos cargo de la pluma.
Eventualmente, si queremos dejar lo predecible, tendremos que lanzar los dados, cometer errores, sufrir, quemarse, y seguir.

Es natural, como dije anteriormente, la muerte es una garantía, y algunas veces se puede morir más de una vez. Pero como el cliché; hay quienes mueren y quienes jamás han vivido.


pero que.. que es la aventura?






Tercera Parte

Están quienes ansían desde lo más profundo que algo altere su "normalidad", que fracture la realidad presente, y la aventura comience...
Esos breves fragmentos de nuestras vidas que son dignos para plasmar en la memoria, en paginas, que no tienen nada que envidiarle a una película. Esos momentos que aún emocionan al recordarlos, sean buenos, malos, confusos, dañinos. Aquellos que nos hacen sonreír, aquellos que nos duele aún en el corazón, o ambos. Son los que nos crearon. 


Acá no tengo mucho más que agregar, todos habrán tenido esos momentos, esos fragmentos de aventura. Hayan sido travesuras de niños, metiéndose a casas abandonadas, o en un bar de mala muerte, acabar en el lugar más decadente imaginable que podría resultar el más divertido, terminar perdido en un bosque, terminar botado en un mochileo sin dinero, equivocarse de bus, quedarse dormido en él. Algunos son accidentes, otros los buscamos, otros nos encuentran, el dogma serendipia. 
No hay mucho más que agregar, hay quienes quieren construir su vida de aventuras, de impredecibles, de paréntesis que parecen "ajenos a nuestras vidas", y quienes ceden al Gran Guión. 

Y si la vida se llenará de aquellos momentos "ajenos", de aquellas aventuras, fragmentos arrancados de algún cuento, si la vida entera fuese así y nos volviésemos novela. Entonces ya nada de ello seria ajeno, lo único ajeno sería aquello que el resto llama "normalidad". Lo único ajeno sería la resignación. 

Porque hay quienes tienen este deseo de aventura tan grande en su pecho mientras otros no?
Un deseo tan grande que eventualmente los llevará al peligro, la soledad, y lo desconocido?. 
Como sea, hay quienes nacieron con este deseo, y si tratan de vivir una vida predecible sentirán la náusea en su pecho. Sólo aventurándose a ser novela podrán saber lo que se siente saciar ese deseo. 

El deseo de aventura.
de fulminar la resignación.
el status quo
el juego de roles.
El deseo de que algo fulmine a la fucking normalidad. 





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