He dicho que las idea son mas puras, que las palabras están muertas, que no logran expresar ideas, experiencias, sensaciones, emociones. Que la mente debe pensar en forma de ideas (lo que llamo Pensamiento Blanco). Que una idea puede ser infinita, que puede perduran aún después de todo su pueblo perezca, que basta con una mirada para que recobre el aliento, pero he mentido, en parte, claro que es una obra de arte lograr comunicar una idea con pureza, pues las ideas no siempre logran ser puras, posiblemente porque usan las palabras para vivir, posiblemente porque las palabras son seres curiosos. Cada palabra es una historia comprimida, cada palabra cambia en el tiempo, las ideas no tiene forma de perdurar en el tiempo, cambian sus cimientos, cambian la arquitectura con la cual fueron creadas, y si no son reescritas periódicamente por humanos-nexos entre dos épocas , capaces de entender tanto las percepciones de antaño como las actuales, entonces aquellas ideas ya han sido deformadas (corruptas), y no me cabe duda que ha sucedido aquello con muchas de ellas. Con mucha filosofía y con mucha Religión. La desvalorización o creación de valores ha hecho que pierdan sentido muchas expresiones, muchos poemas, muchos pasajes.
Es curioso como a veces sólo con mentiras se consigue entender verdades, así funciona el desarrollo de ciertos conocimientos científicos donde primero se enseña una forma simple e ideal para luego llegar a una real, cambiado las ecuaciones, variables y valores.
Pero sólo basta de un misterio, de un resultado que no se pueda obtener para sospechar que aún no se ha logrado el entendimiento sobre las leyes naturales.
"Los artistas usan las mentiras para decir la verdad". En vista que toda premisa que se comunique es doctrina, pues asevera ser certeza o resolución, aún mas con las premisas axiomáticas, entonces sólo con preguntas se puede conducir a una verdad que yace como verdad en el ether, a la cual se accede no con su nombre sino con su entendimiento. Muchas veces no es el camino correcto el que nos llevará a ese entendimiento, es equivocarnos, pues entenderemos porque fue equivocación, porque fue error, y cual es el error, y la clave es entender, porque de seguir el camino correcto, de haber tomado la alternativa correcta, hubieramos continuado en acción sin dudar, sin fallar, sin entender, sin aprender. Es así como una mentira puede ser mas educativa que una verdad, mas liberadora, mas misericordiosa, y un acto mas gentil... curiosamente.
Las ideas también están muertas, que leamos a un gran sabio no nos entrega lo que realmente quiso decir aquel gran sabio, la necrosis de las palabras, aún si su obra es refinada, perfecta, la idea vivió en su tiempo, en su presente, perfecta (en su contexto).
eterna, el recuerdo de la idea es eterna, pero la forma de la idea.. esa se perdió con el tiempo, tan sólo nos queda su contorno en tiza. Podemos hacer muchas conclusiones, inferir muchas teorías, pero seguirán siendo interpretaciones, ese contorno es lo mas cercano de algo que ya murió. Algo que vivió junto al pensador que la creo y la defendió, su contorno en tiza es lo que nos queda, es la respuesta que nos conduce, pero como he mencionado la respuesta sigue siendo doctrina, certeza, un sólido frágil. La clave esta en en buscar las preguntas a aquellas respuestas, de esa forma entenderemos que es lo que existió en aquel contorno en tiza, de aquella forma no nos quedaremos sólo con las respuestas, con las acciones sugeridas, de esa forma podríamos llegar a ver lo que aquel pensante, aquel artista, aquel genio vio, podríamos ver al día tan iluminado como lo hicieron sus ojos, podríamos conseguir sus entendimientos. Las respuestas no son mas que miseras palabras, pero los entendimientos son sustancia mágica, metafísica. Son los entendimientos que en su sutileza manejan los flujos del mundo, y es con los entendimientos que logramos uno de los últimos despertares.
En Siddhartha de Hermann Hesse, cuando el samana Siddhartha se encuentra con el Buda en un viaje de curiosidad para conocer "al iluminado" (aquel que rompió el circulo de las reencarnaciones), su amigo Govinda toma la determinación de unirse a la orden del Buda, pero Siddhartha se niega, y le explica;
Siddharta balbuceó:
-Ayer, majestuoso, tuve el honor de escuchar tu singular doctrina. Vine desde muy lejos con mi
amigo para escucharte. Y ahora mi amigo se quedará con los tuyos, se ha refugiado en ti. Yo, sin
embargo, empiezo de nuevo mi peregrinación.
-Como tú prefieras -dijo el venerable, con cortesía.
-Quizá mis palabras resulten demasiado atrevidas -continuó Siddharta-, pero no quisiera
abandonar al majestuoso sin haberle comunicado mis pensamientos con sinceridad. ¿Quiere aún
prestarme el venerable un momento de atención?
En silencio el buda se lo concedió.
Siddharta explicó:
-Venerable, he admirado sobre todo una cosa en tu doctrina. Todo en ella está perfectamente
claro y comprobado; muestras el mundo como una cadena perfecta que nunca se interrumpe, como
una eterna cadena hecha de causas y efectos. Jamás se había visto eso con tanta claridad, nunca
había sido demostrado tan indiscutiblemente; en verdad, el corazón del brahmán palpita con más
fuerza cuando ve el mundo a través de tu doctrina, como perfecta relación, ininterrumpida, lúcida
como un cristal, independiente de la casualidad, libre de los dioses. Queda en tela de juicio si el
mundo es bueno o malo, si la vida en él es sufrimiento o alegría; quizá sea porque ello no es
esencial. Pero la unidad del mundo, la relación entre todo lo que sucede, el enlace de todo lo grande
y lo pequeño por la misma corriente, por la misma ley de las causas del nacer y morir, todo eso
brilla con luz propia en tu majestuosa doctrina. No obstante, según tu propia teoría, esa unidad y
consecuencia lógica de todas las cosas, a pesar de todo se encuentra cortada en un punto, en un
pequeño vacío donde entra en este mundo de la unidad algo extraño, algo nuevo, algo que antes no
existía, y que no puede ser enseñado ni demostrado: ésa es tu doctrina de la superación del mundo,
de la redención. Pero con este pequeño vacío, con esa pequeña fisura, la eterna ley uniforme del
mundo queda destruida y anulada otra vez. Perdóname, si pongo tal objeción.
Gotama le había escuchado con tranquilidad, sin moverse. Con voz bondadosa, cortés y clara le
contestó ahora:
-Tú has escuchado la doctrina, hijo de brahmán ¡Dichoso de ti por haber pensado en ella! Tú has
encontrado un vacío, una falta. Sigue pensando en la doctrina. Pero deja que te avise, tú que tienes
tanto afán por saber acerca de la dificultad de las opiniones y la desavenencia de las palabras. No
importan las opiniones, sean buenas o malas, inteligentes o insensatas; cualquiera puede defen-
derlas o rechazarlas. Pero la doctrina que has oído de mis labios no es mi opinión, ni su objetivo es
explicar el mundo para los que tienen afán de saber. Su fin es otro: es la redención de los
sufrimientos. Eso es lo que enseña Gotama, nada más.
-No me guardes rencor, majestuoso -exclamó el joven-. No te he hablado así para buscar un
desacuerdo o la desavenencia con palabras. Desde luego, tienes razón, y poco importan las
opiniones. Pero déjame decir una cosa más: ni un momento he dudado de ti. Ni un momento he
dudado de que tú fueras el buda, de que hubieras llegado a la meta, al máximo, hacia el que tantos
brahmanes e hijos de brahmanes se hallan en camino. Has encontrado la redención de la muerte. La
has hallado con tu misma búsqueda, con tu propio camino, a través de pensamientos,
ensimismaciones, ciencia, reflexión, inspiración. ¡Pero no la has encontrado a través de una
doctrina! Yo pienso, majestuoso, ¡que nadie encuentra la redención a través de la doctrina! ¡A nadie,
venerable, le podrás comunicar con palabras y a través de la doctrina lo que te ha sucedido a ti en
el momento de tu inspiración! Mucho es lo que contiene la doctrina del inspirado buda, a muchos les
enseña a vivir honradamente, a evitar lo malo. Pero esta doctrina tan clara y tan venerable no
contiene un elemento: el secreto de lo que el majestuoso mismo ha vivido, él solo, entre centenares
de miles de personas. Esto es lo que he pensado y comprendido cuando escuchaba tu doctrina. Y
por ello, continúo mi peregrinación. No para buscar otra doctrina mejor, pues sé que no la hay, sino
para dejar todas las doctrinas y a todos los profesores, y para llegar solo a mi meta, o morirme. Sin
embargo, a menudo me acordaré de este día, majestuoso, y de esta hora en que mis ojos vieron a
un santo.
Los ojos del buda miraron sosegadamente hacia el suelo; en su rostro impenetrable resplandecía
la tranquilidad del alma.
-¡Que tus creencias no sean erróneas! -invocó el venerable lentamente-. ¡Que alcances tu fin!
Pero antes dime: ¿Has visto el conjunto de mis samanas, de mis muchos hermanos, que se han
refugiado en la doctrina? ¿Y crees tú, samana forastero, que para todos ellos sería mejor abandonar
la doctrina y volver a la vida del mundo y de los placeres?
-Tal pensamiento se encuentra muy distante de mí -alegó Siddharta-. ¡Que todos ellos se queden
con la doctrina, que alcancen su meta! ¡No tengo derecho a juzgar la vida de otro! Tan sólo para mí,
únicamente para mí he de juzgar, elegir, rechazar. Nosotros, los samanas, buscamos la redención
del yo, majestuoso. Si ahora fuera uno de tus discípulos, venerable, temo que me ocurriera que sólo
aparentemente mi yo consiguiera la tranquilidad y la redención; pero me engañaría, pues viviría con
la verdad y me haría más importante, ya que entonces escondería dentro de mi yo la doctrina, la
imitación, mi amor hacia ti y hacia la comunidad de los monjes.
Con media sonrisa y con una amabilidad clara e inalterable, Gotama fijó sus ojos en la mirada del
forastero y le despidió con un gesto apenas perceptible.
-Eres inteligente, samana -declaró el venerable-; sabes hablar muy bien, amigo. ¡Guárdate de
una inteligencia demasiado grande!
El buda continuó su camino. Su mirada y su media sonrisa se grabaron para siempre en la
memoria de Siddharta.
«Así todavía no he visto mirar ni sonreír, sentarse o caminar a ninguna persona -pensó
Siddharta-; de verdad, que también me gustaría poder mirar y sonreír, sentarme y caminar tan
libremente, con tanta veneración, tan escondido, abierto, infantil y misterioso a la vez. Es verdad
que sólo mira y camina así una persona que ha penetrado en lo más interior de su propio ser. Bien,
también yo intentaré penetrar en lo más recóndito de mí mismo.
«He visto a una persona -meditó Siddharta-, a una sola, ante la cual he tenido que bajar la
mirada. Ante nadie más quiero bajar mis ojos, ante nadie más. Ninguna doctrina me tentará, ya que
la doctrina de este hombre no me ha tentado.
«EI buda me ha robado -reflexionó Siddharta-. Me ha robado, pero más aún me ha regalado. Me
ha robado un amigo que creía en mí y que ahora cree en él, que era mi sombra y que ahora es la sombra de Gotama. Pero me ha regalado a Siddharta, a mí mismo.»
Muchos han muerto dejando sus ideas y sus esencias en roca, papel, y actualmente en binario, sus contornos en tiza.
Son caminos que no buscan imponer verdades a diferencia de las religiones, bueno, tal vez si, la diferencia creo sería que los contornos en tiza suelen indicar direcciones, suelen hacerse responsable de sus opiniones y ideas y no se la delegan a un ser intangible, no huyen, pero lamentablemente sus autores de carne ya no están con nosotros.
Contornos en tiza... nuestra base fundamental de pensamiento critico es una galería enciclopédica criminal. Nuestras luchas vervales son "en el nombre" de tal o aquel sujeto-ya-muerto aún sin que sepamos su nombre, aún sin que sepamos que su sangre-intelectual está en nuestras venas por herencia subconciente, por sus ideas que quedaron flotando como resfríos, por las respuestas y preguntas que nos han logrado regalar a través del eco del tiempo. Y cada conversación y lucha es el resultado de dos ejércitos de fantasmas en combate. También somos eco, somos música, una armonía producida por centenares de instrumentos que resumbaron tiempo atrás.
Somos ecos, y cada uno es una canción, una mezcla de la vibración de pensamientos anteriores a nosotros, somos las tormentas producidas por las mariposas.
Y será así, claro que creo que hay una libertad, la duda es el inicio, la creatividad la clave de ruptura, no basta con destruir todo soporte vital metafísico, creo que ese es el primer paso, el difícil, -el pensamiento blanco-, y luego de ello podemos construir nuestro propio lenguaje, nuestra propia mente como un fragmento individual y operatorio, re-construirnos como instrumentos, y con tiempo ser capaces de crear notas únicas, y crear música a través del tiempo.
El camino es muy largo aún, la raza humana esta evolucionando mas rápido tecnológicamente que intelectualmente, el resultado que ello sería es obvio.
Los contornos en Tiza nos han dejado las respuestas para hallar las preguntas correctas necesarias para crecer.
Y en eso estoy, en eso estamos, estudiando escenas del crimen, huellas de antiguos pensantes, percepciones y emociones, resoluciones y acciones, lo que se puede ver de ellos, contornos en tiza.
[12.02.14]
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